miércoles, 10 de noviembre de 2010

Extraña fruta que cuelga de los árboles...


Hoy voy a dejar una canción de una mujer a la que más o menos ya he dedicado algunas palabras en este blog. La primera entrada que escribí, la escribí escuchando una de sus canciones y por eso decidí poner una canción suya en dicha entrada. Y luego, en la última entrada que escribí, a pesar de estar dedicada a Madeleine Peyroux, creo que nombré más a Billie que a la protagonista de la entrada...

Esta canción que dejo hoy, es un clásico, no sólo por la calidad musical sino por lo que esta canción y, sobre todo la letra, significa, si tenemos en cuenta el momento de la historia en el que Billie la cantó. La canción data del año 1939 y fue una de las obras de arte que predicó con más fuerza la lucha en contra de los linchamientos contra los negros en los estados del sur de EE.UU. Además, el título de la canción se convirtió en uno de los lemas del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.

Billie Holiday cantó esta canción en el Café Society de Nueva York, un club al que acudían sobre todo liberales e intelectuales de izquierdas y uno de los primeros clubes en los que, a pesar de ser visitado mayoritariamente por blancos, se atendía por igual a blancos y a negros. Al parecer, Billie al principio dudó sobre si cantar o no la canción. Sin embargo, finalmente la cantó para cerrar su actuación aquel día. Tras su interpretación, el público quedó en silencio y tras unos segundos, comenzaron a oirse tímidos aplausos. Hasta aquel momento las interpretaciones que se habían hecho del poema escrito por Aber Meeropol (originalmente titulado Bitter Fruit) habían sido cantos de batalla pero cuando Billie interpretó la canción en el Café Society, convirtió la canción en un discurso con una fuerza impresionante, un discurso cantado, un llanto sin lágrimas, pues Billie, durante la interpretación de Strange Fruit parece, literalmente, "llorar con la voz".

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